En la Antigüedad la gente entendía que
la felicidad podía ser explicada objetivamente y a su vez podíamos llegar a
juzgar el estado de felicidad. Dado a que cada ser humano tiene distintas
necesidades y esas necesidades pueden
ser satisfechas y podemos lograr nuestro potencial, entonces podemos ser
felices.
Para algunos esto lo logran de una
manera natural, al igual que las plantas se alimentan, se desarrollan y logran
su total potencial, vemos en ellas que irradian cierta “felicidad.” Pero algunas personas, esta felicidad la
logran con la misma naturalidad, descubren su potencial en la vida, lo
persiguen y son felices. Sin embargo, para otros esa felicidad no llega tan
fácil, y requiere de años de búsqueda, de intentos fallidos para lograr esa
felicidad y esto impide que logren su potencial y su rol de vida.
Los filósofos estoicos decían que uno
puede ser feliz, “estando en el trono o encadenado” es una cuestión de decisión
en la vida que uno puede tomar, es uno el que determina cuan feliz podemos ser.
Tomemos como ejemplo un médico que ayuda a los desvalidos, ese es su llamado,
pero seguramente habrá días en que estará molesto por las injusticias, los
altos costos de medicamentos y tratamientos que impiden que la ayuda se
extienda a más personas. Pero a pesar de sus frustraciones, el coraje que podría
tener, está cumpliendo con su propósito de vida. El médico es objetivamente
feliz, y goza de un placer subjetivo de lo que hace, esto a pesar de su coraje
con el sistema de salud y los impedimentos que podría sentir.
Ese sentimiento de placer subjetivo no
es felicidad, pero es lo que conduce a la felicidad por llevarte a un estado
mental que te hace sentir que estás haciendo lo correcto y lo que te gusta. Es
el despertar de esa consciencia lo que nos permite lograr la felicidad. De
igual manera, si surge el despertar de consciencia y descubrieras que no te
corresponde ser millonario y el esfuerzo por lograrlo te ha traído infelicidad;
¿Acaso no sentirías la felicidad de poder abandonarlo? La infelicidad llega
cuando no podemos comprender el porqué ciertas situaciones, anhelos, sueños o
propósitos perseguidos pueden ser obtenidos.
Cuando eso ocurre, lo que vemos es que
esos sentimientos negativos, por ejemplo el coraje, son señales patológicas que
demuestran que tus valores están errados y corruptos, que tienes un mal
concepto lo que realmente debe de ser la felicidad.
Es en esa búsqueda de descubrir nuestro
“propósito de vida”, podemos encontrar el potencial que tenemos para realmente
encontrar la felicidad.
¿Cómo encontramos la Felicidad?
Los astrólogos antiguos dejaron una serie de
técnicas que nos permiten encontrar la felicidad que buscamos, conociendo cual
es nuestro propósito de vida y que camino debemos de tomar para que nos
conduzca por el camino que debemos recorrer.
El Ascendente, esa puerta de entrada, que no sólo nos revela nuestra
constitución física y como deseamos que los demás nos vean, también nos permite
ver nuestra motivación primaria, que es lo que nos motiva. Esto combinado con
dos elementos más que se reflejan en la carta, el Dador de Vida y el Almutem,
nos da un cuadro claro de nuestro propósito de vida.
Una vez hayamos revelado y despertado la
consciencia del nativo sobre su propósito de vida, se hace posible que el
cliente pueda ser feliz, acomodándose a lo que el destino le tiene guardado.
La labor de un astrólogo es guiar al
nativo al despertar de esa conciencia para que encuentre su verdadero propósito
de vida y sea feliz.
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